domingo, 23 de agosto de 2009

Crónica de un domingo caluroso.


Abre tus ojos, el sol ya entra por tu ventana y hoy es el día. Mi cuerpo obedece y mis pies tocan el piso frío mientras mi mano y mis ojos buscan las zanaleas. Domingo, mi mamá se para a las 8 para ir a correr y preparar un delicioso desayuno. Mi mano izquierda toca algo... las zanadelas! mi cerebro premia a mi mano izquierda por haber hecho tal hazaña. Día sin nubes, pienso mientras abro la ventana para checar el clima, ideal para pegar cosas en la calle. ¿Cuál llevaré? ¿Los dos? No, sólo el del "El hombre debe soñar". Mamá ya se fue a correr, no me levantó, ni modo, sirve de que hago el engrudo de una vez. Mis pies hacen avanzar a toda mi persona hacia el calentador de agua. El cerebro manda ir por el encendedor y prender el calentador y al mismo tiempo la olla con agua que previamente ha sido llenada, el cuerpo obedece. Hambre. ¿Tendrá miedo Arlen? No creo, le gusta poner lo que hace en la calle. Se ha rifado, ese de "El hombre debe gritar" me gustó mucho. ¿Qué hará de desayunar mi madre? Espero que huevos, tengo ganas de. Agua hirviendo, es hora de echar la harina. Engrudo, me gusta hacer engrudo. No he visto lo que va a pegar Arlen. Uhhhh! ¿Cómo será? Mamá está llegando. Mis oídos avisan a mi cerebro que mamá llega debido al característico sonido de la reja de mi casa.
-¿Cómo estás ma? ¿Cómo te fue?
- ¿Qué crees Alan, di dos vueltas al lago?
-Felicidades ma.

Acabo el engrudo y espero pacientemente a que madre haga el desayuno, serán huevos. Mientras madre platica sus logros en el ramo de la carrera. Madre es muy platicadora cuando está de buenas. Huevos, qué rico. Se apagó el calentador, a bañarse. ¿Qué ropa utilizaré hoy? Algo cómodo, para poder correr con libertad en caso de problemas. Agua fría. Agua caliente, mmmm delicioso sentir gotas de agua en el cuerpo desnudo. Jabón que huele rico y champú que también. Adiós mugre, a Dios, mugre. JAJAJA! a Dios, mugre. Cambiarte, preparar las cosas (engrudo, lo que pienso pegar, brochas, dinero, etc.) y partir. No me gusta esperar el micro bus. Ya viene uno. Subo, pago pasaje y me siento. Mi cuerpo y mi cerebro esperan mientras el micro llega a su destino. En periférico, mis ojos buscan a Arlen y la encuentran. En mi boca se dibuja una sonrisa y mi mente se llena de curiosidad por saber las nuevas en su vida, pero sobre todo en lo que piensa pegar. Mi cuerpo siente las altas temperaturas del domingo a medio día. Mi frente, para no variar, comienza a sudar.
- Chica punk!!!
-Alandroide!!!
-Hola, ¿lista para llenar las calles de arte?

-Lista.
Llegamos al destino.
Manos sudorosas, el miedo está presente. Momento glorioso donde sabe uno lo que es vivir experiencias extremas en pos del gozo estético citadino. Abro el dibujo, grande, de Arlen y mi cerebro goza estéticamente. ¡Es maravilloso! Gente viendo, no me importa. Arlen está atenta, listo, empezaré de una vez. Mi cuerpo comienza a trabajar y mi cerebro se olvida de la gente mirona y de la policía. Expande el engrudo por toda la pared, bien. Pon el dibujo, se ve genial. Toma fotos, está de lujo.
De nuevo el micro al lugar donde pegaré lo mío. Sudor en mis manos, sudor en mi frente. Llegamos.
-Echa 18 del otro lado, Arlen.
-Sí.
Aplica el engrudo por la p
ared. Pega. Toma fotos, quedó bien, pero no tanto como el de Arlen.

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