viernes, 10 de julio de 2009

México inventado. La pintura de Josef Albers como ventana de "lo mexicano" (parte 3) Josef Albers durante su visita a México.

El periodo del color.

En 1946 Albers hizo su sexto viaje a México. Visitó Oaxaca, Chiapas, Pátzcuaro y Guadalajara. Pasó un año sabático pintando en México donde su estilo pictórico se caracterizó por abandonar los experimentos con la línea y a interesarse por la interacción de los colores. En este periodo, al que llamo “periodo del color”, pintó sus Varaint/Adobe (Fig. 7). A partir de esta serie, sus experimentos pictóricos llegarían hasta sus últimas consecuencias formales en su serie Homage to the square (Fig. 8) donde redujo la estructura a su mínima expresión y amplió el color a su máxima expresión. .

Claramente se pueden observar los resultados teóricos del “periodo del color” en su libro La interacción del color, publicado en 1963 por la universidad de Yale, en Estados Unidos. A pesar de haber sido publicado 16 años después de su primer Variant/Adobe, refleja muchos aspectos estudiados por el artista durante la elaboración de dicha serie. Es más, La interacción del color es el resultado de sus estudios con el color reflejado en sus Variant y sus Homage.

El objetivo del suso dicho libro es coadyuvar en el aprendizaje de todo lo relacionado con la interacción que existe entre colores. La temática del libro es, pues, de carácter pedagógico. Sin embargo resulta ser, tal como alguna vez declarara Josef Albers con respecto a sus clases en la Black Mountain College, pura “filosofía del color.”

Según Albers, la percepción del color difiere según el espectador, haciendo de éste uno de los medios más relativos en el arte:

En vez de aplicar mecánicamente o presuponer las leyes y normas de la armonía cromática, se trata de producir efectos cromáticos definidos a través de la apreciación de la interacción del color, haciendo, por ejemplo, que dos colores muy diferentes parezcan iguales, o casi iguales.

Es muy difícil, declara Albers, sino imposible recordar los diferentes colores. Nuestra memoria visual es muy pobre en comparación con la memoria auditiva. Si bien podemos recordar una canción con tan solo escucharla una o dos veces, es difícil recordar un color, incluso es casi imposible que dos personas vean el mismo color. Por ejemplo, al tener enfrente un envase de Coca-cola, nos explica el artista, dos o cincuenta personas pueden ver un rojo completamente diferente. Así mismo, podemos oír una nota musical aislada, pero casi nunca (esto es, sin aparatos especiales) vemos un color aislado, desconectado y desligado de otros. Los colores se nos presentan dentro de un flujo continuo, constantemente relacionados con los contiguos y en condiciones cambiantes. Todo ello se puede constatar observando sus Variants.

Los Variant/Adobe, reflejan la fascinación con los colores terrenos de la arquitectura y los paisajes del Suroeste estadounidense y de México. De hecho, muchas de estas Variants se acentúan las relaciones visuales entre los campos de colores por encima de cualquier connotación representacional, un proceso que Albers desarrollaría más en su serie famosa, y aún más abstracta, Homage to the square (Fig. 9), comenzada en 1950.

Fig: 7.- Josef Albers, Variant/Adobe, 1956, Oil on Masonite, 40.323 x 77.153 cm, the Josef and Anni Albers Foundation.





Fig. 8.- Josef Albers, Variant/Adobe, 1956, Oil on Masonite, 45.403 x 64.77 cm, the Josef and Anni Albers Foundation.







Fig. 9.- Josef Albers, Homage to the Square: Blue and Green, 1950
Oil on masonite, 28 x 28 cm, the Josef and Anni Albers Foundation.












1 comentario:

Anónimo dijo...

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